El camino de la vida

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La vida es un camino de encrucijadas. 

Lo empezamos a caminar con pasos inocentes y seguros, con color de rosa, a plenitud.

Con la belleza del ser, brillando y siendo.

Vamos creciendo y vamos entendiendo las implicaciones del vivir, del hacer, del actuar.

 Vemos como nos vamos adaptando al ambiente, a lo que nos sucede alrededor, a los amigos que quieren o no quieren estar con nosotros.

En el colegio nos vamos dispersando y alejando de quienes somos, y a la vez acercándonos aprendiendo a vivir con nosotros mismos, intentando vivir la vida de los demás para encajar en lo que nos rodea. Empezamos a olvidarnos de quienes somos, y contrariamente, cada día nos encontramos con nosotros mismos. Es un juego de ir y venir, un juego que va cambiando a medida que vamos avanzando en nuestro camino.Seguimos creciendo en años, vamos definiendo nuestra personalidad y lo que queremos.

Empezamos a ser selectivos, a rodearnos de los que queremos y de los que permiten que seamos nosotros mismos o nos dejamos ir, y nos olvidamos de que existimos y comenzamos a vivir la vida de otros. En ocasiones luchamos en contra de la marea por hacernos escuchar, por defender quiénes somos y lo que hacemos.

Vivimos nuestros dramas que cada día nos hacen más fuertes, o nos hacen flaquear para que un día despertemos y encontremos la belleza de existir.

Algunos nunca despiertan y se pierden a sí mismos en el mar del olvido. Otros tienen la dicha de pasar por ese despertar y encontrarse a sí mismos, su verdad y propósito de vida.

El camino no termina ahí.

Hay muchos más dramas, muchas más encrucijadas donde tomar decisiones y mirar hacia atrás para brillar con lo vivido y hacia delante para volar con lo que falta por vivir.

El camino es difícil pero extraordinario.

Después de cada pérdida, desvío o caída, nos volvemos a encontrar a nosotros mismos.

Nos vemos con más fuerza, seguridad y claridad.

Nos amamos y respetamos más porque hemos logrado superar lo insuperable.

No dejes de buscarte porque siempre te encontrarás. Te mirarás en el espejo y verás las heridas que se traducen en un orgullo inmenso por lo superado y logrado, de lo aprendido, de lo vivido.

Sabrás que más adelante volverás a caerte, y también sabrás que te volverás a levantar. Porque ya lo has hecho otras veces y cada vez, lo superas y te levantas con mayor fuerza para seguir el camino de tu propia vida, el que has encontrado para dejar huella y en el que estás viviendo a plenitud, aprendiendo día a día a amarte y a respetarte.